Versión completa de la entrevista a Gabriela Onetto
realizada por la periodista Silvana Tanzi
Extractos de este trabajo se incluyeron en "LOS TALLERES LITERARIOS:
LEER, ESCUCHAR Y ESCRIBIR JUNTO A OTROS",
nota de Tanzi para el Semanario Búsqueda - Montevideo/ 25 de abril, 2002


-¿Cómo surgió la idea del taller de Letras Virtuales? (Podrías contarme
cómo fue el vínculo con Mario Levrero).

La idea fue de Levrero, quien además de ser el autor del método del taller fue quien lo echó a andar. Letras Virtuales es una especie de sucursal a mi cargo que comulga con las peculiares orientaciones de Mario Levrero sobre la creación literaria. El está ligado al taller como invitado especial, concepto que redefinimos a medida que se mueven las mareas, pero sí puede decirse que siempre es un termómetro importante (amén del gran aporte de su experiencia).

Mi vínculo personal con Mario Levrero parecía predestinado. Es como un hermano mayor, uno de mis amigos más importantes, y desde el principio nuestra relación fue mayoritariamente virtual y constante. Tenemos unas cuantas manías parecidas, y otras distintas para darle sabor al caldo: somos monjes del mismo convento, era previsible que terminaríamos haciendo algún proyecto juntos.

- ¿Cuántos participantes tiene en este momento el taller?

Activos, ahora hay 4 en el taller básico de motivación y 4 en el segundo nivel. Pero tenemos varios ex-alumnos que siguen revoloteando y participando en ciertas instancias de Letras Virtuales.

-¿Qué técnicas utilizan?, ¿escriben a partir de un texto como modelo o
utilizan algún "disparador" o "consigna" para comenzar a escribir?

No analizamos estilos ni autores literarios. Los talleres se basan en una serie de ejercicios especialmente ideados y adaptados por Levrero a la modalidad virtual, o "consignas". Sin embargo, el objetivo de estas consignas no es lograr un producto literario de valor (aunque muchas veces ocurra como extra), sino "ejercitar" determinados músculos o herramientas de la imaginación.

La frecuencia es de una consigna semanal.

-Integración del taller: ¿qué características tienen los integrantes?
(edades, profesiones, nivel de lecturas, etc.), ¿por qué están motivados a
participar?, ¿hay alguna limitación para integrarlo?

Cualquier persona que quiera profundizar en su mundo interior a través de la palabra -o de las imágenes formadas con palabras- puede tomar este taller. Es para escritores y no escritores por igual. Son de profesiones y oficios variados (de algunos integrantes ni siquiera sé, pues el espíritu de internet es respetar la privacidad al máximo: hasta se puede usar alias en vez de nombre, por ejemplo). En las edades (otro foco de discreción) también es notoria la diversidad: los alumnos actuales tienen entre 21 y 67 años. Por supuesto, todos tienen en común su gusto por la escritura creativa; muchos son introvertidos, algunos no quieren ir a un taller presencial porque les cuesta exponerse. Pero sería generalizar: son gente diversa, gente que vive en Argentina, Uruguay, Brasil, México, Japón (¡sí!), España... Lo que llama la atención es el alto porcentaje de buenos escritores.

-¿Cómo es tu participación como conductora del taller?, ¿cuánto del texto
de los talleristas corriges?

Mi participación es muy activa, pues no sólo se limita a enviar la consigna y evaluarla, sino a mantener un diálogo con el alumno cuando hay dudas y resulta necesario. También suele haber un intercambio personal (librado a las simpatías naturales, desde luego), o a veces planeamos actividades en conjunto como hacerle una entrevista a Levrero, dar falsas condecoraciones, en fin: complicidades varias.

No llevo a cabo una corrección propiamente: el ejercicio se evalúa como ejercicio, no como texto literario, y lo más importante es descubrir qué tanto se pliega a la consigna, cuán logrado está desde ese punto de vista. El taller tiene determinados pilares a los que prestamos más atención, como por ejemplo las percepciones del narrador, y de acuerdo a ellos voy radiografiando el texto y comentando. Se trata de respetar al máximo el estilo personal y los intereses de cada uno, pero con una orientación lo suficientemente firme para que el alumno pueda rendir lo mejor de sí. A veces incluyo comentarios literarios extra-taller o marco puntillosamente algún detalle, pero no es lo habitual. Generalmente se da cuando el texto es tan impecable que merecería quedar inmaculado, perfecto.

-Por lo general en los talleres presenciales importa bastante la
interacción con el grupo, ¿mantienen algún intercambio los miembros del
taller virtual?

Sí, los miembros de Letras Virtuales integran una lista de correos para comunicarse entre sí y conmigo, cuando se trata de asuntos generales. Ahí van a parar las noticias del taller, las convocatorias de concursos literarios, los comentarios y orientaciones de Levrero, contactos entre algunos que dan pie a la intervención de otros, presentaciones de alumnos nuevos, etc. Es una herramienta muy apreciada en este solitario mundo de internet: ayuda a crear cierta calidez, cierta comunión entre gente que vive muy lejos una de otra.

- ¿Alguno de los talleristas llegó a publicar sus trabajos? ¿Les interesa
llegar a publicar o sólo participan por el placer de la escritura?

Algunos forman parte de comunidades virtuales y publican en internet asiduamente; otros ya entraron al taller contando con premios literarios. Creo que no es sólo el placer de la escritura lo que persiguen: hay una cierta búsqueda espiritual, de identidad, a través del universo literario y su reflejo personalísimo. Hay unos cuantos escritores de calidad que merecerían ver su obra en papel; ahora, como las políticas editoriales son tan especiales, en esta etapa mi recomendación se orienta hacia los concursos.

-¿Alguna anécdota?

Se ha institucionalizado una especie de broma en el taller, que es el insigne PREMIO BONIFACIO VARLOTTA: todos los que terminan el curso habiendo entregado el total de las consignas resueltas se hacen acreedores a este premio a la perseverancia, su placa virtual (¡ah, sí: diploma!) y el correspondiente título nobiliario de "Varlottieri" o "Varlottrice", según el caso.

-¿Es un taller pago? ¿cuánto sale?

Sí: dura 3 meses cada nivel (son independientes uno de otro) y cuesta U$ 40 por mes. La mayoría de la gente prefiere el descuento en pago total del curso: U$ 100.


- Por último, me gustaría saber si sos uruguaya y, de ser así, por qué
estás en México.

Soy uruguaya, pero me fuí de mi país a los 8 años. Como crecí en México, la mitad de mi corazón es mexicano; claro que durante esos años la mitad uruguaya se fue quedando sin forma, así que cuando era muy joven regresé sola a Uruguay...sin saber que sería por mucho tiempo. Hoy las mitades están bastante balanceadas, regresé a México hace 3 años con un uruguayo de importación y no reniego de ninguna de las dos tierras: al contrario. Ya no vivo en el D.F. (hay amores que matan), sino en la hermosísima ciudad de Guanajuato. Desde allí atiendo Letras Virtuales con mi Imac, a 180 escalones del centro (¡hacia arriba!)